José Manuel
Zerda asesinó a golpes a su ex, con un
nivel de albañilería, golpeándola con tanta saña, que le abrió la cabeza, literalmente. El femicidio sucedió el 13 de julio de 2008, en Palpalá,
provincia de Jujuy.
Después de
haberla asesinado, se fue y dejó en la cama, junto al cadáver de Adriana Marisel Zambrano, a la pequeña hija de
ambos, de nueve meses. Para la Justicia, fue "homicidio
preterintencional". En otras palabras, la mató sin querer y sólo le dieron
5 años de cárcel.
Hoy Zerda está en libertad, tiene un régimen de
visitas con su hija y pidió irse de vacaciones con ella. La misma niña a quien dejó abandonada al lado del cadáver de su
madre.
La
niña vive con su abuela materna. La
Justicia otorgó al femicida un régimen
de visitas de tres días por semana, y ahora mandó una carta documento pidiendo
llevársela de vacaciones.
"Ella
tiene un mambo, pobrecita en la cabeza. Él le compra cosas a la nena,
celulares, ropa, para conquistarla, y al mismo tiempo le dice cosas horribles
todo el tiempo", explica una tía materna de la niña.
Tenía otra
mujer pero no quería terminar con Adriana
Zerda era un
hombre muy introvertido que parecía eludir a la familia de Adriana. En general,
cuando ellos llegaban él se iba. Sin
embargo, algunos rasgos de su personalidad y de su modo de relacionarse con
Adriana saltaban a la vista. Los celos, por ejemplo.
“Mi hermana
vino a Buenos Aires para el cumpleaños de 15 de mi sobrina, y él la llamaba a
cada rato, persiguiéndola. A cada rato Adriana agarraba el teléfono para
atenderlo y al día siguiente del cumpleaños se fue, se volvió a Palpalá, para
no tener problemas con él”.
“Poco
tiempo después ella decide dejarlo, cuando se entera de que él tenía otra
pareja: con mi hermana tenía una nena y a la vez la otra chica estaba
embarazada de un varón. Adriana le dijo que no quería saber más nada. Pero él
la atosigaba, la llamaba, la llamaba, la llamaba, le mandaba mensajes, uno
detrás del otro, no quería saber nada con dejarla”.
El horror
Miriam, la
hermana de Adriana, relata que estaba
en Buenos Aires, con sus hermanos Marcelo y Mercedes, cuando se enteró de lo
que había pasado. Los tres hermanos viajaron inmediatamente para Jujuy.
“Cuando la
vimos estaba muy golpeada. La golpeó con el nivel de albañilería de metal y le
destrozó la cabeza. Tenía traumatismo de cráneo con pérdida de masa
encefálica, contusiones en los brazos,
en las piernas, el ojo morado… Para el
juez Mario Ramón Puig (foto de abajo) fue un homicidio preterintencional, es decir que no quiso
matarla: que sólo quiso golpearla y su muerte fue un accidente. No hubo Justicia. La dejaron de lado a mi
hermana y también a su hija, mi sobrina, que en ese momento tenía nueve meses.
Nadie hizo nada por ellas. Él ya está en libertad: a los dos años empezó a
tener salidas y estuvo pidiendo la tenencia de la nena”.
La familia
Zambrano no se resignó a una pena tan leve para Zerda. El fallo judicial fue
apelado, la apelación fue denegada y ahora el caso está en manos de la Corte
Suprema de Justicia. La nena vive con su abuela materna y Zerda tiene un
régimen de visitas y se lleva a su hija todas las semanas como si se tratara de
un divorcio común y corriente.
Hoy la nena
tiene problemas respiratorios, de obesidad y cambios anímicos que se ven
reflejados en su rendimiento en el colegio. Así y todo está obligada por la
justicia a ver a su padre cuatro veces por semana hasta que cumpla los 18 años.
La tenencia definitiva la consiguió el año pasado la abuela materna.
A la jueza
no le importa la niña
“La nena
tiene días que quiere ir y otros que no, que le sube la fiebre y vomita. Cuando
se pelea con él también baja las notas”, contó Mercedes Zambrano. En cuanto a
la cuota alimentaria, dijo que Zerda sólo pagó un mes, a pesar de que cobraba
un subsidio en la cárcel por la nena. La mantienen las tías, el tío Marcelo que
le paga la prepaga y el abuelo materno.
“La nena
tiene días que quiere ir y otros que
no, que le sube la fiebre y vomita”
“No nos
interesa la plata pero el abogado nos decía que era importante la ayuda. Ahora
tenemos que buscar una psicóloga porque la que tenía por Galeno se fue.
Necesita una psicóloga porque varias veces el estado de ánimo le cambia. Es la
hija pero él la psicopatea. Es el padre pero no parece que lo fuera. Hay muchas
‘Lilis’ e hijos que no necesitan estar con una persona que ha asesinado a su
madre y ser objeto de violencia psicológica. Él la insulta con el peso. Hay
cosas que le dice que no puede decirle un padre”, agregó Miriam.
El problema
en este caso, según Ada Beatriz Rico (La Casa del Encuentro), es que la jueza a
cargo no escucha a la nena de 9 años. “Él tiene un hijo de 8 años con otra
pareja y le dice a la nena que él sí es su verdadero hijo y ella no. Yo conocí
a Josefina hace unos años y en presencia de cualquier intercambio de opiniones
o discusión cerraba los ojitos y decía ‘¡no, no, no!’. Tenía meses cuando
asesinaron a Marisel y mirá cómo le repercutió. No debería estar obligada a ver
al padre”.(Clarín)
PUBLICADO EL 18/06/201
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