(Te dejamos un Video para recordarlo) El humorista, estrella de la televisión y el teatro de las décadas del '70 y '80, falleció el...

Se cumplen 30 años de la muerte del genial Alberto Olmedo Se cumplen 30 años de la muerte del genial Alberto Olmedo

Se cumplen 30 años de la muerte del genial Alberto Olmedo

Se cumplen 30 años de la muerte del genial Alberto Olmedo






(Te dejamos un Video para recordarlo) El
humorista, estrella de la televisión y el teatro de las décadas del '70 y '80,
falleció el 5 de marzo de 1988 tras caer del piso 11 de un edificio
marplatense. El repaso de su carrera.




El “Negro” Alberto Olmedo tenía apenas 54
cuando cayó de aquel balcón del piso 11 de un edificio marplatense, quizá por
un juego suicida o por un exceso de sustancias recreativas, aquel 5 de marzo de
1988, del que este lunes se cumplirán 30 años.





Estaba en la cumbre de su popularidad, ganaba
fortunas con sus programas de televisión y llenaba noche a noche el teatro,
donde lideraba largamente la taquilla de la cuidad balnearia con la obra
“Éramos tan pobres”, donde personajes como “Rucucu”, “Rogelio Roldán” y “El
manosanta” vivían rodeados de las actrices más bellas y cotizadas.





Nacido como Alberto Orlando Olmedo en el
barrio Pichincha de la ciudad de Rosario, el 24 de agosto de 1933, no tuvo
padre y recibió enseñanza primaria en la escuela nocturna porque de día
realizaba toda clase de changas -la más redituable era en una carnicería-,
mientras su madre Matilde sostenía el hogar con los trabajos más humildes.
Vivían en la calle Tucumán 2765.





Su primer contacto con el espectáculo fue como
“claque” en el teatro La Comedia, de Mitre y cortada Ricardone, hacia 1947, y
ya lanzado a lo artístico participó en la Troupe Juvenil Asturiana, que
funcionaba en el Centro Asturiano de Rosario, tras lo cual forma un dúo
gimnástico-humorístico con su amigo Antonio Ruiz Viñas y en 1954 arriba a
Buenos Aires con el grupo “Gitanerías” -émulo del entonces famoso “Romerías”-
que dirigía Juanito Belmonte, mucho más tarde representante y amigo de Enrique
Pinti.





Sus primeros pasos en Buenos Aires





La llegada a la Capital no fue fácil;
volvieron los trabajos de cualquier tipo y el recorrido ansioso por teatros de
revistas y el único canal de televisión existente, el 7, que finalmente le
permitió integrar el programa “La troupe de la TV”, donde por su capacidad de
improvisación obtuvo aplausos junto a figuras ya consagradas como Rafael
Carret, Zelmar Gueñol, Noemí Laserre, María Esther Gamas, Tincho Zabala y
Humberto Ortiz, el que luego fue “Coquito” en “El capitán Piluso”.





Ese programa, que tenía libretos de Ortiz y en
el que Olmedo se permitía toda clase de “morcilleos”, amenizó las tardes de
varias generaciones que tomaban la merienda pendientes de sus aventuras y
mostró el crecimiento de un actor poco valorado al principio y que demostró
cómo se puede triunfar sin haber pasado por una escuela de actuación.





En Canal 7 Olmedo fue “tiracables”, “swicher”
y técnico en lo que hiciera falta, habilidades de las que nunca abdicó y que le
valieron el respeto de los trabajadores detrás de cámara aun cuando ya era un
figura famosa.





Así fueron llegando programas como “Operación
Ja-Ja” (1967, Canal 11), un programa de Hugo y Gerardo Sofovich en el que
debutaron Javier Portales y María Rosa Fugazot, y “El botón” (1969), donde era
uno más entre varios grandes, hasta llegar a “Fresco y Batata” (1973, Canal
13), en el que lideraba el reparto junto a Jorge Porcel, desde entonces casi su
socio exclusivo.





Ya sus personajes “Rucucu” y “El yeneral
González” eran festejados por el público y en diciembre de 1970 organizó una
emisión a beneficio de la Casa Cuna y el Hospital Argerich en el que batió el
récord de permanencia en cámara, lo que le dio mayor repercusión pública.





Ya mito popular en vida, en mayo de 1976, con
la dictadura cívico-militar a punto de cumplir dos meses, anunció su
“desaparición física” en la apertura del programa “El chupete”, con libretos de
Jorge Basurto y Juan Carlos Mesa; la broma fue muy pesada y su estrella se
oscureció ante las autoridades de los canales y aun el público.





Esa estrella reverdeció gracias a “Alberto y
Susana” (1980), junto a Susana Giménez, con la que ya había hecho cine y teatro
de revistas, y sobre todo a Hugo Sofovich, que con “No toca botón” (1987)
consolidó al bufo y a sus personajes, cuya carrera parecía no tener límites.





Amores y vida privada





Hombre reservado y hasta taciturno en su vida
privada, rodó una cincuentena de películas, tanto picarescas como para público
infantil, en las que sobrepasó holgadamente guiones paupérrimos y direcciones
ineficaces haciendo de su atracción peculiar, sus miradas cómplices a cámara y
su inefable lenguaje el centro de todas las atenciones.





Se casó cuatro veces y tuvo seis hijos -el
último con su pareja Nancy Herrera-, familias que no siempre fueron avenidas y
en las que no faltaron los escándalos y los dolores profundos, como cuando se
enteró de que Herrera y su amigo Cacho Fontana habían tenido una relación
paralela.





En su momento, Beatriz Salomón -una de las
actrices que lo acompañó en TV y teatro en los últimos años- marcó las
diferencias entre su modo de trabajo y lo que sucede en la actualidad: "A
él le encantaban las mujeres pero no era un acosador, hoy por hoy no llegás a
la fama sino te encamás con alguien. Yo no tuve necesidad de hacer eso. Si vos
no te acostabas con él no pasaba nada; las chicas hacían fila para salir con
él".





La ex vedette se refirió al desengaño amoroso
que sufrió Olmedo, un año antes de su muerte, al ver en la tapa de una revista
a Nancy Herrera y Cacho Fontana y sostuvo que mucho de lo que sucedió después
tuvo que ver con ese episodio: "Yo me siento en parte identificada con él.
El Negro era un romántico y a partir de ese maldito momento ya no fue el mismo,
estaba con mucha tristeza".












PUBLICADO EL 05-03-2018


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