Tres varones de distintos ámbitos, debaten sobre el acoso y todo  atropello de parte de los hombres hacia la mujer. Ellos son Darío Sztaj...

El acoso: “Hay que deconstruir el lugar del varón que convierte a la mujer en una presa”  El acoso: “Hay que deconstruir el lugar del varón que convierte a la mujer en una presa”

El acoso: “Hay que deconstruir el lugar del varón que convierte a la mujer en una presa”

El acoso: “Hay que deconstruir el lugar del varón que convierte a la mujer en una presa”

Tres varones de distintos ámbitos, debaten sobre el acoso y todo  atropello de parte de los hombres hacia la mujer. Ellos son Darío Sztajnszrajber, filósofo, divulgador y ensayista; Martín Ciccioli, periodista; y Patricio Gómez Di Leva, psicólogo y especialista en sexología.

-¿Cuándo un piropo deja de ser una galantería, un gesto amable, una forma de elogiar los encantos femeninos, y se convierte en algo ofensivo?

-Martín: los piropos siempre me parecieron de otra época. Yo nunca fui de piropear. En todo caso, si iba a un boliche, encaraba: trataba de mostrarme simpático, inteligente... Es más, un amigo mío, escritor, era un piropeador serial y yo sufría por él.

-Patricio: ¿por qué sufrías?

-Martín: Era chocante. Aunque algunos piropos tenían gracia, las mujeres lo tomaban como un loco.

-Patricio: el que piropea no busca una respuesta. No está de levante.

-Martín: igual, ya no te cruzás con piropeadores por la calle. Es como cruzarte con un mateo...

-Darío: mi posición es más contundente. El piropo es un acto de violencia. Es un avasallamiento hacia otra persona que no eligió estar en ese lugar. Con la mujer se establece una jerarquía asimétrica. Por eso es necesario deconstruir el lugar del varón que convierte a la mujer en una presa. Con el piropo se naturaliza una situación de desigualdad.

-¿Es violento aunque a la mujer le digas que es hermosa?

-Darío: siempre. El piropo avasalla un lugar de intimidad. En un boliche, está legitimado el rito del levante, hay consenso entre el hombre y la mujer para jugar el juego de la seducción, vale. Pero en la calle no.

-¿Y qué pasa con la mujer que piropea al varón?

-Darío: eso no se da. En los hechos, la sujeción es patriarcal.

-Martín: insisto, el piropo es algo residual. Además, creo que hay que tener en cuenta el contexto. Una puteada dicha por Tortonese o por Lanata no parece una puteada...

-Darío: en el ideal imaginario del caballero romántico, del Don Juan, el piropo puede ser algo creativo. Pero no estamos hablando de eso. En la calle se da una violencia frontal. No se dice poesía. Se dice ‘te voy a...’.

-Martín: ¿ves eso?

-Darío: sí, lo he visto en recitales... Chicas que se tienen que bancar 20 manoseos. Algunos hombres se creen con el derecho de generar eso. ..

-Patricio: siempre hay que tener en cuenta al otro, por supuesto. Si le decís a alguien que tiene una linda cola, no sabés cómo le puede caer. Las mujeres no tienen posibilidades de defenderse. Los varones gays, en cambio, son más cuidadosos: saben que si le dicen algo a alguien, corren el riesgo de que les peguen.

-Darío: el varón entiende a la mujer como un objeto propio. Eso tiene que ver con el falocentrismo. Es parecido a otras situaciones de deseo. Lo paradójico es que, si pasa un tipo con un auto último modelo, que también genera un deseo, nadie le va a decir ‘¡qué autazo! ¡dejame tocarlo!’.

-Se ha expandido la seducción por mensaje de Twitter, Facebook, Instagram... ¿Cuáles son los límites para los acercamientos en las redes? ¿Es acoso mandar un mensaje a una mujer a la madrugada o poner “like” cada vez que postea una foto?

-Martín: es loco. En esta época, que es una orgía de expresión, se han generado nuevas prohibiciones. Si hacés una de más, aunque sea un chiste con buenas intenciones, te pueden considerar políticamente incorrecto.

-Patricio: si el teléfono te lo dio la otra persona, te puede habilitar a mandarle un mensaje. Pero si se niega a contestarte e insistís, hay acoso.

-Darío: es grave.

-¿Cómo debe manejarse el hombre, que se enamora de una mujer que está por debajo de su nivel jerárquico, para que no sea señalado como alguien que se aprovecha de su poder?

-Darío: vuelvo con el tema de los ritos que se fueron consolidando con la historia. En este caso, el rito del varón cazador y recolector. En una sociedad que tiende a ser igualitaria en términos de género, se supone que los dos sujetos deben estar de acuerdo... Si vos, siendo jefe, aprovechás la disposición que te da esa superioridad para salir con alguien, está mal.

-Patricio: es difícil que no se mezclen las cosas... Pero si se da una relación entre jefe y empleada, no debe contaminarse con lo laboral.

-Darío: el jefe, cuando mira a todas sus empleadas y piensa con quién tiene ganas de salir, lo hace por su situación de poder. ¿Por qué justo se va a relacionar con alguien de su trabajo si afuera hay otras 10.000 mujeres?

Patricio: el jefe no le puede dar un ascenso o un aumento a la empleada sólo porque sale con él.

-Martín: yo me llevo bárbaro con las conductoras mujeres.

-Patricio: ¿las piropeás?

-Martín: no, hablo de trabajo.

Darío: el contexto, por suerte, se ha modificado.

Martín: estoy con las mujeres en sus reclamos. Pero en algunas marchas se reproduce lo peor de las marchas en las que son mayoría los hombres: hay un brazo violento.

-Darío: es que no hay un único feminismo, sino varios. En una primera etapa, los límites pueden sonar exagerados. Pero que se haga visible el lugar de sujeción de la mujer genera un cambio.

-Patricio: es cierto.

-Darío: el patriarcado está siendo agresivo desde hace miles de años. Por eso se lo toma como un problema que no es lo suficientemente grave. Desde la filosofía, cuanto más se le quita importancia a un tema es porque el problema es bien contundente. Hoy es un tema de punta. Y nos sirve para entender el poder en su totalidad. Cuando alguien dice que un piropo no es para tanto es cuando más hay que reflexionar sobre eso.

-¿Cómo reaccionarían si les dijeran algo de lo que las mujeres rechazan? ¿Se sentirían heridos?

-Darío: ¿si me dijeran qué cosa?

-Algo subido de tono...

-Patricio: el problema es que si la mujer, le dice algo subido de tono al hombre, se la considera una prostituta. Y si es al revés no pasa nada.

-Darío: es parte de una estructura varonil. Los hombres debemos abrirnos a lo que puede traer de diferente la mujer... Al acercarnos, se puede construir una nueva narrativa. Fuente Clarín

PUBLICADO POR FM Libra 106.7-Allen-Río Negro.
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PUBLICADO EL 25/11/2017